25 abril 2010

You Keep Hangin On – The Supremes

Set me free, why dont cha babe
Get out my life, why dont cha babe
cause you dont really love me
You just keep me hangin on
You dont really need me
But you keep me hangin on

Why do you keep a coming around
Playing with my heart?
Why dont you get out of my life
And let me make a new start?
Let me get over you
The way youve gotten over me

Set me free, why dont cha babe
Let me be, why dont cha babe
cause you dont really love me
You just keep me hangin on
Now you dont really want me
You just keep me hangin on

You say although we broke up
You still wanna be just friends
But how can we still be friends
When seeing you only breaks my heart again
And there aint nothing I can do about it

Woo, set me free, why dont cha babe
Woo, get out my life, why dont cha babe
Set me free, why dont cha babe
Get out my life, why dont cha babe

You claim you still care for me
But your heart and soul needs to be free
Now that youve got your freedom
You wanna still hold on to me
You dont want me for yourself
So let me find somebody else hey!

Why dont you be a man about it
And set me free
Now you dont care a thing about me
Youre just using me
Go on, get out, get out of my life
And let me sleep at night
cause you dont really love me
You just keep me hangin on…

Y todo empezo por...

Sunrise - Duran Duran

Now the time has come, the music between us
Though the night seems young - is at an end
Only change will bring you out of the darkness
In this moment everything is born again

Reach up for the sunrise
Put your hands into the big sky
You can touch the sunrise
Feel the new day enter your life

Now the fireball burns, we go round together
As the planet turns into the light
Something more than dreams to watch out for each other?
'Cause we know what it means to be alive

Reach up for the sunrise
Put your hands into the big sky
You can touch the sunrise
Feel the new day enter your life

Feel the new day enter your life

Reach up for the sunrise
Put your hands into the big sky
You can touch the sunrise
Feel the new day enter your life

24 abril 2010

The Milky Way oh the Words

Lo escrito y lo que esta por escribirse forman una extensa constelación de prosas y versos; una Vía Láctea de palabras. Nosotros somos pequeñas estrellas que brillan esperando formar parte de ella. Sin embargo, en nuestro viaje podemos toparnos con sendos caminos repletos de agujeros negros, lluvias de meteoritos…o algún cometa perdido. Algunas veces podemos chocar con alguna nave espacial a rebosar de codiciosos seres que quieren hacerse de nuestra luz; otras veces nuestro fuego es capaz de irse en nuestra contra, nos incrementamos hasta hacernos Supernova y pronto explotamos llevándonos todo a nuestro paso.

Por ello, no hay porque apurarse para ser parte de una constelación, al fin y al cabo solo seremos principiantes en brillar y no seremos nada más que un insignificante punto sin luz en medio de un montón de estrellas.

Tomemos nuestros tiempo en desarrollar nuestro brillo. Hagamos aventuras y conozcamos más de las estrellas que más brillan en esta constelación. Aprendamos equivocarnos, a recibir tildas, a mejorar; que algún día, muy pronto o muy lejano, si en verdad queremos brillar, tarde o temprano seremos parte de tan ambicionada constelación.

Seremos una estrella más que brilla en la eterna Vía Láctea de las Palabras…

16 mayo 2009

Unicornios Rosa al Rescate

Unicornios Rosa al Rescate

“Un día soleado en Saltadilla”
“-¡No, Monstruos, Ah!”
“¡Uh no, es Mojo Jojo que vuelve con otro plan maligno! ¡Corre Saltadilla, corre por tu vida!”
“-¡Alcalde, debe hacer algo, llame a las Chicas Superpoderosas, rápido!”
“-Un momento señorita Bellum, que estoy terminando mi trenecito a escala, dígame, ¿no ha visto la pieza N° 35483?”
“-¡Muajajajaja! ¡No tienes hacia dónde escapar, Saltadilla! ¡Yo, Mojo Jojo, he creado un plan maléfico contra…!”
“-¡Detente ahí, Mojo!”
“-¡Chicas Superpoderosas! ¡No..!”
“-¡No permitiremos que…!”
-Papá, ¿por qué la apagaste? Esa era la mejor parte.
Si Andrés Alonso reuniera un bolívar por cada vez que se ilusiona y pensaba que el nuevo día le traería algo innovador, definitivamente se haría rico. El despertar calmado luego de la acostumbrada noche agitada con Anita de los martes, levantar a sus hijos para la escuela, luchar a muerte con la ridícula corbata de lunares, el desayuno de todos los días, cada cosa en su lugar, hecho religiosamente sin salirse de la rutina, era como si siguiera un horario establecido imposible de cambiar. Juraba que hasta los cinco minutos que duraba en el baño haciendo del cuerpo estaban estratégicamente contados. Pero ese día estaba siendo diferente, comenzando por el punzante dolor en la columna producto del resorte sobresaliente del colchón, que lo hizo llegar casi a rastras al baño sin contar que éste ya estaba ocupado por la hija mayor debido a que el otro se le había descompuesto. Ignorando el pequeño desperfecto, Andrés siguió con su mañana como cualquier otra, pero el mundo parecía estar en contra de ello.
La pequeña de la casa lo había obligado a salirse del camino directo hacia el desayuno al descubrirla embelesada con una caricatura de tres niñas cabezonas, aún sin vestir y con el transporte que la llevaría al colegio a punto de llegar. Más adelante se encontró a su mujer discutiendo con el quinceañero de su hijo por X cosa, con el desayuno ausente. Sin embargo, Andrés era de mente y fortaleza, así que ignoró esa serie de eventos desafortunados para su rigurosa agenda matutina y se despidió de la familia Alonso, esperando, algo nada ansioso, la larga jornada de trabajo que tendría en la oficina. Se montó en su camioneta Avalanche y puso en marcha sin mirar atrás.
-o-o-o-o-o-
Caracas estaba colapsada. Luego de ser testigo de un sismo reciente, ese día la ciudad había decidido entrar en caos y en pánico. Suicidios o intentos de ellos en las vías del metro; peleas entre taxistas, moto taxistas y autobuseros; tráfico, colas; vagabundos vagabundeando; escasez de gasolina. El Apocalipsis estaba cerca y se reía a carcajadas de nosotros. Andrés Alonso seguía con su camino, atascado en una cola que no parecía ir a algún sitio; pero, lejos de inquietarse por eso o porque estaba llegando media hora tarde a su trabajo, logró encontrar una salida a su problema; una vía alterna que lo llevaría a un nuevo y diferente destino del acostumbrado: un café, un establecimiento impoluto y tranquilo, con una suave música de fondo y atractivos meseros de ambos sexos yendo de aquí para allá. Un desayuno ligero y un café fue suficiente para calmar los retorcijones de su estómago; pagó y no esperó mucho para irse e intentar probar suerte con el tráfico, después de todo ya tenía una hora y media de retraso, pero antes de salir y llegar a su carro, tropezó con una señora en medio de una multitud, ocasionando que un montón de bolsas de mercado cayeran al piso.
-¡A, mi’jo, como lo siento! No me fijé por donde iba.
-No se preocupe doña. Venga, le ayudo. – Andrés recogió el pequeño desastre que había ocasionado y se lo entrego caballerosamente. Se despidió y siguió adelante como si nada hubiera pasado, tambaleándose un poco.
-o-o-o-o-o-
El día continúo su curso para Andrés Alonso o mejor dicho: El Hombre Araña, que había venido desde muy lejos para luchar con el Guasón en su nave Enterprise, sin embargo, el ambiente debía de tener Kriptonita en el aire, las nauseas y el vértigo al volar eran más fuertes de lo que pensaba y esperaba caer en el vacio…Hasta que apareció Pitufina y sus asexuados pitufos al ráscate. Antes de lanzarse al espacio exterior y quedar flotando en medio de la nada, El Hombre Araña, fue atendido con gentileza por esos pequeños seres azules, como siempre tan encantadores, le pidieron “Por Favor” si podía entregar “por las buenas” el Chip que activaba el único control remoto del universo capaz de abrir la mina de diamantes y oro en Plutón. Su aldea había sido destruida por un terrible tornado –el mismo que se había llevado a aquella niña al mundo de Oz- y necesitaban el dinero para subsistir. Pero fue detenido en plena entrega por un grupo rebelde de Hipopótamos con Tutu que bailaban el cascanueces, atropellándolo sin contemplación. Era un mal día para El Hombre Araña, las cosas se estaban poniendo negras en Ciudad Gótica y solo alguien podía salvarlo. Rudolf, el Reno de la Nariz Roja, que sin mirar atrás entro por una ventana, sin embargo sus intenciones eran malignas. Distrajo a El Hombre Araña contándole un chiste malo que lo hizo reír y reír tan pero tan fuerte que la casa de los tres cochinitos se desplomo en picada. Apareció Gruñón de inmediato, el Enano de Blancanieves, y sacó a coalición la madre de Gran Pitufo, que no aguantando tal insulto envió a Pitufina a luchar por él. Ella mandaba poderosos derechazos e isquierdazos, pero Gruñón era fuerte y utilizaba impresionantes técnicas kamikazes contra ella. Ajeno al pleito, Rudolf ya se había fugado con la Nave Enterprise, ahora jugaba una partida de todo o nada contra el Primer Oficial Spook mientras se robaba a su novia, la señorita Ujura. Si, era un mal día para todos en cuidad Gótica…
¡Pero! ¿Qué es eso? ¿Es un ave? ¿Un avión? ¡No! Es las Fuerza Policía de Unicornios Rosados que vinieron al rescate seguidos de nada más y nada menos que: Bob Esponja, quien hacía pompas de jabón, sin embargo, El Hombre Araña estaba cansado y soñoliento y por esa misma razón no tardo en caer rendido e inconsciente en medio del espacio, La Ultima Frontera.
-o-o-o-o-o-
Un tren, un autobús, un avión o quizás el Titanic, a decir verdad no lo sabía pero digamos que uno de ellos tuvo que haberle caído en la cabeza. O quizás todos juntos a la vez. Era como volver en el tiempo al día después de su graduación. Y ahora se sentía gelatina.
-¡Esta despertando!
-Estoy sorprendido, es un hombre fuerte, y bien suertudo debo decir. De verdad que tuvo demasiada suerte señora Anita.
-Está algo pálido.
-¡Y como no estarlo luego de lo que tuvo que pasar!
-Cariño, ¿te encuentras bien, como te sientes? – “Define bien” quizás salir de sus labios pero su garganta estaba seca, y su labios pegados, solo un inentendible “Guaguaga” vio la luz. Anita le acero el vaso y le dio de beber.
-¿D-dónde estoy? ¿Q-qué paso? –Dijo. Miro a su alrededor, estaba en una habitación blanca y con el aire acondicionado a todo dar. Andrés Alonso, no recordaba nada de lo sucedido.
-Estas en el hospital. Andrés, si no hubiera sido por esa amable señora, quien sabe que horribles cosas te hubieran hecho.
Bien, ahora si que estaba confundido, la única señora que lograba recordar era la viejecita con la cual se había tropezado. El medico de aspecto de telenovela junto a su mujer, ambos comenzaron a explicar lo sucedido, confundiendo aun más a Andrés.
Asalto, droga, malandros, un vendedor de relojes, pelea en plena avenida… ¡Le habían robado la Avalanche!
Definitivamente, Andrés Alonso había deseado un día diferente, pero de lo que estaba muy bien seguro era de que aquello no era en lo que estaba pensando.

Desirée Moreno

20 abril 2009

Mi Estrella...

Mi Estrella
Solo una estrella brillaba en el firmamento, y solo aquella pequeña luz iluminaba su diminuto mundo. Indefenso y solitario, un niño contemplaba el cielo, se había adueñado de su ahora chiquilla lucecita. Era tan brillante y cálida, solo con verla el pequeño niño olvidaba aquellas penurias que su infantil alma sufría. Ella era su amiga su única compañera.

A veces él desconocía su nombre, tenía tantos que los olvidaba al instante. Bruscos, hirientes y groseros, le entristecía oírlos, lloraba en silencio en las noches, bajo el cuidado de su pequeño alborcito que lo consolaba, su estrella nunca le fallaba.

“Me pregunto, si las estrellas están encendidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día.” Eran sus palabras entre lagrimas y gemidos, el niño siempre había soñado con alcanzar su estrella, aquella que solo debía estar encendida solo para él.

Carente de familia, repleto de dolor, solo era un que poseía un enrome corazón en el cual albergaba sueños y anhelos de cariño y de amor. Solo su diminuta estrella era amable con él, lo acompañaba a curar sus heridas y a veces le arrullaba con una dulce canción en las heladas noches.

Pronto el tiempo fue el tiempo fue pasando, rápido y cruel. El niño se volvió hombre, y su estrella un recuerdo. Había comenzado una nueva vida solitaria y austera, llena de aventuras que nunca supo apreciar, hasta que opto por encerrarse entre muros patéticos de su propia existencia. Exiliado por sí mismo, pronto olvido su pasado, frio y amargado desecho sus recuerdos, sus sueños sus esperanzas. Recordar era sufrir, soñar era lastimarse, tener esperanzas era una pérdida de tiempo. Solo seguía adelante sin propósitos, sin metas, solo por supervivencia.

Era un hombre que desconocía lo que quería, viendo el frente sin pestañar. Pero no duro por mucho. Tenía que aprender y cambiar, tarde o temprano su pasado volvería.
Una congelada noche, agitada en pesadillas y tormentas, un lastimero murmullo de socorro toco su puerta. Era una voz dolorosa y triste, pero le era tan familiar.

—Solo es mi imaginación…

Se dijo y siguió con su deber, la leña pronto se acabaría en su humilde cabaña. Pero se distrajo en el instante, el lastimero murmullo se convirtió en una suave y dulce tonada, una melodía tan triste que le arrebato lagrimas de sus ojos. ¿Qué era? ¿Por qué le partía el corazón oír esa melancólica canción? Sacudió sus tontos pensamientos, era una completa estupidez, solo estaba delirando…

“…Pequeño…”

Aturdido y confundido, hasta un poco asustado corrió al exterior recibiendo el cruel frio sintiendo helados latigazos golpear su piel. Buscó la dueña de la melodía, pero estaba solo junto a una pequeña lucecita en lo alto del firmamento.

“…Mi niño, ¿ya me has olvidado?...” ¿Quién era? Su vista nublada por la ventisca y la nieve le impedía ver algo, pero esa voz le era tan familiar. “…Vivimos tanto juntos, fuiste mi único amigo, te acompañe en tus lagrimas y tus pocas alegrías…Aun recuerdo como te arrullaba en las noches, como me pedias que te cantara hasta que te arropaba con mi luz y te dormías en mi regazo… ¿Aun no me recuerdas?...”

Sus rodillas cayeron al piso, ya no sentía el frio torturar su carne, ni el aliento faltarle. Aquella cándida luz solitaria en el firmamento intensifico su brillar, lo cegó por un instante sin dejar de derramar lagrimas de sus ojos, gotas heladas que bajaban como cristales por sus mejillas. Una cálida caricia y un tibio beso en la mejilla…

El ya sabía quién era ella…

Un último suspiro salió de sus labios, acompañado de solo dos palabras…

“Mi estrella…”

———————

Un niño y su madre paseaban por el parque. La mujer le relataba al infante una historia que su padre le había relatado de niña, sin embargo el pequeño no le prestaba la debida atención, cosa no tan rara en el niño, estaba más interesado en el firmamento nocturno. Dos estrellas junto a la luna, una al lado de la otra brillaban con increíble fulgor, como dos amantes, sus luces se abrazaban.

—Y entonces el joven y su estrella subieron al cielo para estar juntos por siempre…

—¿Cómo esas de ahí mamá? —señalo al cielo. Había alcanzado a oír el final de la historia, la cual le había decepcionado un montón al no ver en ella batallas y dragones como se esperaba.

Sin darse cuenta, su madre observo a donde su dedo apuntaba. Una luz nostálgica cruzo su mirada de inmediato.

—Si pequeño, como ellas…

Desirée Moreno

07 marzo 2009

Una Huelga Indefendible!!


Ensayo sobre una Causa Indefendible
“La tediosa existencia de los exámenes en la Universidad”


Desde que duramos más de once años en la escuela, tomando en cuenta el tiempo olvidado en el preescolar, llegamos a la tan ansiada época de libertinaje y libertad que es la Universidad. Pocos sabemos el secreto, ya que, tarde o temprano, ese espacio sin padres, totalmente idealizado, se convertirá, luego del primer mes, en un mercenario territorio de guerra sediento de nuestra personalidad, arrancándonos nuestra esencia y transformándonos en adictos al la cafeína y a la nicotina, los nuevos amigos del estudiante, luego del más codiciado, claro: el Blackberry. Repleto de rumbas sin sentido, de cantidades hasta rebosar de prospectos y modelos de dudosa preferencia sexual, solo hay un enemigo número uno, que aun desde a comienzo de los tiempos, nos atemoriza mucho más de lo que una estudiante de Comunicación Social intentando tener una conversación seria puede aterrarnos. Las pruebas parciales y finales.


Cada profesor tiene su estilo, algunos son condescendientes, otros no lo son, o solo se aparecen el día del examen por mero y puro placer de vernos derrotados, debido a que aquí el 90% de la población es mayor de edad y a veces se nos da por conocer nuestros derechos somos una terrible mayoría para el docente. Dejando a parte la cantidad inimaginable de cursos y talleres que son inocentemente nocivos para la salud por producir migraña y sobre-estrés, los exámenes son el cáncer de la universidad, aquel VIH que todos tenemos y que es inevitable y que solo se contagia con poner un pie en el campus. Pregúntense: ¿Para que son? Nos, como la jerga lo indica, “matamos” estudiando materias y temas completos hasta que nuestra materia gris se vuelva gelatina ¿y para qué? Para que venga una eminencia en su ramo y nos de con un fusil entre ceja y ceja mostrándonos lo peor que puede haber en el mundo, un CERO UNO.


Ahora, entremos en materia. Es de suponer que las pruebas parciales son y serán para probar que poder de memorización tienes, o si les has prestado atención a la eterna clase del profesor “fulanito” y si te ha quedado algo luego de tres horas sentando en el mismo sitio. Solo me permito agregar, desviándome del tema, la posibilidad de que la raya en cada uno de nuestros traseros desaparezca. Esa es la razón, ¿no les parece egoísta e injusta? Son una manera cruel y poco digna para humillarnos, si lo reflexionamos mejor nos podemos dar cuenta de la falta de necesidad de ello. Somos capaces de aprendernos mil y un canciones, ¡en ingles!, y debo decir que algunos van a un extremo más allá memorizándoselas hasta en japonés, vemos cantidades inimaginable de televisión que nos abre las puertas del mundo más allá del sofá donde duramos horas y horas vegetando, poseemos la habilidad de hacer una especie de fotosíntesis a base de chismes, conversaciones sin sentido, Messenger, internet a exageradas cantidades y soportar todas las películas de Juego del Miedo riéndonos cómodamente y cazándole hasta los pelones. Somos, en conclusión la generación del futuro mientras que un súper dotado genio tiempo atrás tuvo la excelente idea de crear los exámenes solo para hacernos quedar mal. Científicamente podemos demostrar los capaces que somos de conseguir un titulo y transcender mediantes trabajos, conocimientos que podemos manifestar en mitad de las clases con las intervenciones caídas del cielo, leyendo las caras guías, sacrificando uno que otro fin de semana estudiando hasta morir, asistir a clases y oír sin problemas interminables discursos que por muy tediosos que sean son material indispensable pero que todo lo anterior se pueda lograr. Pero, ¿aun así son necesarias las pruebas? No, solo son el dolor de cabeza que el Atamel tiene que exterminar, el anticristo que hay que exorcizar, sin sentido ni importancia.


Si de verdad quieren probar nuestra capacidad intelectual, les aseguro que las pruebas no son lo indicado. Por si se les ha olvidado, ya cruzamos la etapa del liceo y la primaria, hemos entrado en el raro mundo paralelo de la universidad, la entrada a la madurez absoluta, somos adultos y conocemos lo bueno y lo malo no es indispensable probarnos tan pobremente.


Desirée Moreno

04 febrero 2009

Homenajeeee a lo perveeeersooo!!!


Como una Golosina


Lo veía, pero no como se mira a otro particular, o como se ve a algo sin importancia, no, lo observaba con deseo, anhelo quizás, impaciente por acercarme a esa calidez, a aquel incitante y oscuro cuerpo que conozco tan bien y que me deja sin aliento y con ganas de más, que me da un sentir sublime, un sentimiento tan puro y mundano, que hace que mi cuerpo tiemble, que mi boca de haga agua y que mi cerebro reacciones a ese dulce y sugestivo sabor que me hace sonreír. Y por eso, no dejaba de verlo, admirarlo me dejaba deseosa de mas, obligándome a tomarlo. Cediendo al impulso de apreciar aquel sentimiento tan extraño que hace que mi ser se descontrole sin razón.
Lo sentí, tan suave y liso. Mis manos pasearon sus dedos por aquel cuerpo de alargada forma, chocando por esos tantos cuadros suaves que muchos envidian, pero que yo en ese instante estoy disfrutando de tocar, observándome dichosa de estar palpando algo que otro desea, pero no alcanza a tener. En definitivo, de nuevo había cedido a agregar el tacto a esa minuciosa lista, en donde he descubierto que sentirlo debajo de mi piel es tan eminente como verlo, pero, ¿Cómo será probarlo?
Me aventure a apreciar su sabor, descubriendo que mis expectativas estaban en lo cierto. Dulce, fuerte y un poco amargo, ese sabor salvaje pero exquisito y perfecto, dándome cuanta de la dicha de sentir ese sentimiento donde sonríes por todo a tú alrededor, inconsciente, casi estúpido, pero embriagador y excitante. De inmediato descubrí que este sentir tan sabroso solo era capaz de incrementarse. Su olor y su sabor me embriago.
El vicioso es dichoso de compartir este mismo sentimiento, desde este instante me obligo a pertenecer a ese club tan selecto, estoy viciosa. De su olor, de su suavidad, su sabor dulce y amargo, el rico aroma de tan delicioso espécimen, deja escapar algo de mi, algo de mi interior que esperaba con ansias salir de mis venas y llenarme de una dicha por todo mi cuerpo. Puedo hacer voto de que estoy temblando. He descubierto que su aroma me deja arrebatada de este sentimiento tan dulce y satisfactorio.
Pero para mi desgracia, todo termino antes de que pudiera acostumbrarme. Solo quedaban algunos vestigios de su color en mis dedos, limpiándolos con una servilleta vi las últimas señales de el irse por la papelera. Su sabroso y deleitable sabor solo había dejando un tenue rastro en mis labios, su aroma aun acariciaba mi ser, y aunque no podía verlo, solo tenía la vaga oportunidad de ver muchas copias de el en la vitrina a lo lejos, hasta la envoltura arrugada en el fondo del basurero fue la señal de que ya se había terminado. Un punto vacío. Deje de sentir su sabor, su textura, su aroma. Ya no podía tocar su chocolatoso cuerpo. Sin embargo, se que aun queda algo, el sentimiento interior que me dejo el chocolate.
Sonrió con ironía a penas esa línea mental desapareció en mi cabeza. Creo que a veces me dejo llevar por mis sentidos, tengo la certeza de que demasiado. Niego ante la situación sonriente, resguardando mis manos del frío caraqueño y me dirijo directo a mi próxima clase. Quizás mañana vuelva por otro chocolate. (XDDDDDD...!!)

P.D...Mentes cochinas!!!

Desirée Moreno