10 enero 2009

Siempre me sentí dentro, hasta que te vi un día sin importancia y me vi al otro lado de la ventana...


Al otro lado de la Ventana


Siempre me sentí dentro, hasta que te vi un día sin importancia y me vi al otro lado de la ventana. No escribo sobre una persiana americana, no digo esto por algún fin de lucro, lo digo porque me canse de verte y espiarte por las rendijas de esta cortina que tiene un extraño y maldito dispositivo que no me permite abrirla y mostrarme delante ti, saludarte a través del vidrio que hay entre nosotros. Sé que me has visto, un poco creo, tienes que haberme visto de todos modos, siempre estoy donde tu estas ¿raro no? Si yo digo lo mismo, es raro, molesto ¡EL UNIVERSO SIEMPRE ME PONE AHÍ! Y a veces no quiero estar ahí, ser solo la extraña chica con la que te encuentras cada vez que volteas. No quiero ser esa chica, pero lo soy, y lo odio. Odio tener que verte tras esta ventana, y no poder salir de esta habitación donde todos los habitantes están siempre pendientes en recordarme lo lejos y lo cerca que estoy de ti.
Veo a otras chicas ser INMENSAMENTE felices: ¡Ellas si cruzaron sus ventanas! Y no solo ellas, también la puerta y caminaron tan campantes hasta ellos. Y yo, ¿Qué hago yo? Me escondo como una cobarde cada vez que tu mirada se encuentra con la mía. Es tan molesto que eso suceda, de verdad que a veces no lo logro soportar, tanto así, que me volviste una bomba de tiempo, una que esta por explotar, una que esta por lastimarse a sí misma en el preciso momento en que se resigne y decida nunca cruzar esa ventana frente a ella.
¿El mundo es injusto? Yo no lo creo así. Por mucho que digamos que el mundo es injusto, es una total mentira. Cada uno de nosotros estamos en una línea de fuego, y no resulta injusto que nos disparen, nosotros mismos hicimos que nos sacaran del juego. Por eso no es injusto que yo esté aquí, y tu allá. Yo misma me hice mi tumba, y aquí estoy, al otro lado de la ventana, llorando y dejando caer palabras como un árbol deja caer sus hojas en invierno. Pero…es un poco injusto, ¿sabes? Sé que dije todo aquello sobre que la injusticia no existe, pero soy de naturaleza terca y creyente, y tengo una pequeña esperanza en mi interior de que todo esto en verdad sea una injusticia que tarde o temprano será aclarada…y, quizás, podre al fin abrir las persianas, sonreírte, verte responderme dándome la señal de acercarme a paso lento hasta a ti…Quizás así la ventana se abra al igual que la puerta, diciéndome “!Hey tu! ¡Muévete que se te va! ¡¿Qué esperas tarada, mueve el trasero y corre hacía él?!”
Pero soy demasiado optimista y soñadora. Creo fervientemente que las cosas van a resultar tal como espero y ansió y mi karma me las devuelve al revés con una incómoda patada que me regresa dolorosamente al mundo real. ¿Y es justo? ¡CLARO! Siempre me estoy diciendo lo tonta que soy por esperar demasiado de mi, y siempre recaigo en lo mismo, lucho contra mi diciendo lo muy equivocada que estoy. Pero termino por descubrir que perdí esa batalla, y no elegantemente, más bien, pierdo patéticamente luego de ser lanzada al piso hasta hacerme sangrar.
Y te digo: ¿Vez lo que provocas? Estoy detrás de una ventana la cual no puedo atravesar, solo puedo asomarme por un pequeño agujero en la cortina solo para verte. Cobarde, triste y patético. Les digo a los demás que es pena lo que me lo impide. Pero es mentira. Es miedo, tengo miedo de caerme en el camino, tengo miedo de ti. Y me resulta tétricamente cierto, me da escalofríos llegar a ese punto. ¡Tú me aterras! Estoy tan perdidamente enamorada de una imagen, de una que tú creaste de ti mismo ante mis ojos, que siento que no te conozco. Le temo a lo desconocido, y lloro por ello.
Una ventana se puso ante a mí cuando te vi por primera vez, podía verte, normal, podía ver a otros, normal, pero llego un momento donde una noche, alguien puso una cortina en la ventana, una totalmente invencible, una que aun no puedo quitar, y deje de verte abiertamente. Me vez, pero a la vez no lo haces. Solo sabes que estoy ahí, mirándote pasar por la calle, sabes que te vigilo, sabes que solo soy una total psicópata que te sigue los pasos, que siempre esta donde tu estas. Que te mira a través de una ventana cerrada y no puede más abrirla para que al fin puedas conocerla ó ella al fin conocerte a ti.
En este instante me has hecho llorar. Y lo aun más triste de todo, es que de verdad me estás haciendo daño, ambos, tú y yo me lo hacen, y lo dejo pasar. Lo dejo pasar tontamente, y es que no puedo hacer nada para cambiar ese hecho. Debo ser masoquista, pero es que es imposible salir de este lio en el que me metí por ti. Me haría inmensamente feliz que esta ventana no sea un obstáculo, que por fin pueda acabar con este miedo que te tengo, que al fin consiga atravesar mis problemas y acércame sin peligro de caer, descubrir que fui demasiado tonta y que nada paso en realidad, que todo fue mi imaginación. Pero…nunca soy lo realmente feliz, siempre habrá algo que volteara de una bofetada mi alegría, dejando como única opción lamer mis heridas en un rincón apartados de todos.
Y en este instante, eso hago. Atiendo mis heridas a un lado, donde nadie me ve, donde no estoy en peligro de que se burlen de mí por lo tonta que soy por tan solo si quiera pensar que un día cruzare esta ventana.
Y digo: Siempre me sentí dentro, hasta que te vi un día sin importancia y me vi al otro lado de la ventana. Por eso espero paciente, viéndote por el agujero de la cortina, que un día…tan solo un día, pueda cruzar la ventana y estar al otro lado.

Desirée Moreno

1 Yo estuve aquí:

Unknown dijo...

Chica... Quema esa maldita cortina y lánzate!!! Te lo he dicho muchas veces, no sabes siquiera si él también te ve de la misma manera... Eres bella y muy simpática, estoy segura que si dejaras el miedo a lo desconocido que sólo le tienes a él, podrías quemar la habitación completa donde te escondes y él podría verte. Besos amiga, deja el miedo. No hay peor enemigo que tú misma.